El cobrador, era el señor/a que se encargaba de la venta de billetes y su revisión, del cuidado de los equipajes, mercancías y encargos, así como de realizar las hojas y libros de ruta, ayudando al conductor en la reparación de averías, y llegando al destino, se ocupaba de una limpieza ligera de los vehículos.
La figura del cobrador desapareció con las nuevas tecnologías y su puesto de trabajo pasó a ser realizado por el conductor perceptor.
Las nuevas tecnologías crean y suprimen puestos de trabajo, en este caso, amortizó la figura del cobrador.
Esto mismo ya está sucediendo con otros puestos como el taquillero o personal de talleres. En el caso del transporte, las nuevas tecnologías no han ayudado al empleo sino al contrario, sin embargo el coste del transporte y los salarios son cada vez peores en relación al poder adquisitivo del nivel de vida, es decir, menos trabajadores, salarios más bajos, más responsabilidades y tarifas al viajero más altas. De aquí que haya cada vez más escasez de conductores. “Lógico”